Tuesday, October 16, 2012

Dosis de 40mg


No es fácil aguantar dentro cuando has estado fuera más de dos meses. Haciendo equilibrios sobre una cuerda floja de dolor, traumas, miedos e irrealidades. Mirando hacia atrás sin entender los porqués, y hacia delante sin ver más que niebla, alguna luz a la deriva y mucho futuro que se escapa.
Es complicado que te quieran cuando hace un año que vives dando bandazos. Más de doce meses pudiendo a ratos, en bajamar, cuando la seguridad asomaba por encima de las olas y había camino para acercarse –ignorando, a fuerza de impulso, el temor de no saber si también habría camino para alejarse– y se podía decir: “sí, aquí estoy yo, hoy vamos con todo”.
Pero el sufrimiento no cede instantes con benevolencia y la rutina fue un cuadro que se rasgó desde el primer momento. Vine para decirte que te echaba de menos y tú me miraste con asombro primero, júbilo después y desconsuelo a cada instante. Hoy no, mañana tampoco, pasado… ya veremos. Yo hice lo que pude, gasté días encerrado en mi mismo, batiéndome en colores grises y oscuros, aguantando durante horas dónde otros solo estaban minutos. Creyendo y confiando en lo que nunca había vivido. Machacando ejercicios y horas de esfuerzo. Saqué resultados que estoy repartiendo en porciones sofisticadas. Sigo de cerca al pelotón de cabeza pero ya no hay quién venga a ofrecerme agua para el cuerpo, consuelo para la mente, ideas para el futuro.
Es complejo mantener este ritmo. Me inyecto ánimos cada día en dosis de 40 mg, hago llamadas, lanzo mensajes dentro de botellas de vidrio morado y levanto la cabeza por encima de la valla. Sigo aguantando, sigo tirando, sigo creyendo. En algún momento seré otra vez el mismo. Cada día más cerca, cada segundo más mío. 

No comments:

Post a Comment